El ser humano, ese pequeñajo mono desnudo que ha ido vagando de un lado a otro a lo largo de toda su existencia, frágil, débil y torpe, no es de extrañar que siempre haya estado marginado por el resto del reino animal, ya que cualquier otro ser vivo por minúsculo o enclenque que pueda parecer, es capaz de machacar a nuestra raza sin gran esfuerzo.
Algunos instrumentos hechos a partir de sílex fuente web: mclibre.org |
Poco a poco empezamos a fabricar sitios donde vivir, totems para nuestro culto, lanzas, cuencos, jarras... Al principio tan solo las realizábamos con huesos, con barro, con paja, con madera... cosas simples y que no se suelen conservar hoy en día. Pero poco a poco las construcciones fueron más complejas, con materiales más fuertes que permitieron permanecer hasta este S.XXI. Por otra parte, lo más delicado, las pinturas, al realizarse en cuevas, estaban protegidas del clima. Estos elementos, aparentemente muy sencillos, han visto el paso de miles de años y esconden tras su historia fantásticas anécdotas que ni siquiera nos podríamos imaginar. Es justo detrás de las mismas donde reside la belleza de la arqueología más que en los objetos materiales en sí. Desde un simple fragmento de cuerda hasta una muralla descomunal, cualquier yacimiento arqueológico puede contarnos la historia de la humanidad, y da la casualidad de que en Teruel tenemos la grandísima suerte de poseer un patrimonio cultural muy amplio con respecto a la arqueología, tanto en el interior de la ciudad como en la mayoría de los pueblos que salpican la provincia, así podemos rescatar una gran serie de información a cerca de culturas muy distintas entre sí que han habitado esta pequeña localidad a lo largo del tiempo, desde los primeros pobladores hasta la actualidad.
De esta manera intentaremos comentar los yacimientos arqueológicos más importantes, de la propia ciudad y sus alrededores.
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