Una mención especial merecen los carteles de 1971 y 1972, dos carteles que rompen con toda la estética anterior, con el folclorismo de los años 50 y 60, para presentar unos carteles que anticipaban la nueva estética que se adentraría en España durante la década de 1980.
Se trata de dos carteles que emplean la silueta del toro, símbolo típico de las fiestas de la Vaquilla, la cual deforman y multiplican, en el caso de 1971 o convierten en una pintura rupestre, en el caso de 1972.
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