El cansancio de un humilde carpintero en su taller nos sumerge en el famoso cuento de
Pinocho; sin embargo, esta vez la magia se sitúa en la Plaza de la Catedral de Teruel. Mediante el ambiente paupérrimo, la soledad del carpintero y la delicadeza de la marioneta nos dejamos llevar a través del tiempo hasta llegar a nuestras infantiles noches en las que disfrutábamos de esta historia creada por Carlo Collodi, en las que nos atemorizaba la idea de mentir y que nuestra nariz creciera.
Es fantástico el paralelismo que se establece entre la ilusión y la realidad, ya que
nuestro Gepeto, el de la fotografía creada por la Sociedad Fotográfica Turolense, es también carpintero, al igual que el creado por la imaginación de Collodi, lo que hace de esta imagen mucho más significativa, personal y especial.
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