lunes, 26 de octubre de 2015

ELIMINACIÓN DE LOS PURINES (Noticia Heraldo)

El difícil reto de eliminar los purines del sector porcino (Noticia Heraldo)

25/04/2015 a las 06:00   Leonor Franco

La provincia de Teruel atraviesa por uno de sus peores y más complicados momentos, obligada a reducir los vertidos de los residuos orgánicos en los terrenos agrícolas




Si hay un desafío difícil que deben afrontar los ganaderos de porcino de la provincia de Teruel es la eliminación de los purines, los residuos sólidos y líquidos procedentes de los animales. Tradicionalmente este problema se ha resuelto a través de su uso como abono. 
La normativa medioambiental europea que restringe la cantidad de excrementos ganaderos que se pueden verter en los campos.


Las comarcas del Matarraña, con Peñarroya de Tastavins, Fuentespalda y Monroyo a la cabeza; el Maestrazgo, centrado en las localidades de Cantavieja, Mirambel y La Cuba; Andorra, Oliete y Ariño y en el Jiloca, Calamocha
, son los territorios declarados como zonas vulnerables en la provincia de Teruel. Y son, por lo tanto, las localidades en cuyos términos municipales se ha limitado el uso de purines como abono agrícola. 
De momento, el traslado de los desechos a zonas autorizadas es el único recurso al que se pueden acoger los ganaderos, una medida, no obstante, que eleva considerablemente el precio de producción.
El transporte supone un coste añadido de entre 3,5 y 5 euros por metro cúbico de purín, algo inasumible para los ganaderos.

El motor económico

El 35% del ganado porcino de la provincia de Teruel se concentra en la comarca de Matarraña, y en torno a él, se desarrolla, además, una importante industria agroalimentaria.

El encarecimiento que conlleva el transporte de los purines supone, pues, la puntilla a un sector muy dañado tras la crisis económica. 
Este proceso se lleva a cabo mediante cubas de 20 metros cúbicos, con las cuales se conduce los desechos orgánicos desde las granjas hasta los campos agrícolas donde se depositan como fertilizantes.

Las balsas de almacenamiento, en las que se autoriza la acumulación de purines durante cuatro meses en las proximidades de las instalaciones, alivian momentáneamente a los ganaderos de la presión que se ven obligados a asumir para eliminar los restos orgánicos generados de la producción animal.
Tratamiento y biogás
Ante esta situación, los ganaderos consideran que la única solución viable es la puesta en funcionamiento de la planta de tratamiento de purines de Peñarroya de Tastavins, unas instalaciones que se construyeron hace seis años, si bien solo estuvieron en funcionamiento la mitad de este tiempo.

La planta de depuración se cerró por el elevado coste que su funcionamiento ocasionaba a los ganaderos. 
Sin embargo, que en estos momentos la situación podría cambiar al permitir la planta de biogás, levantada en el mismo complejo, amortizar los gastos con la producción de energía para el autoconsumo.

Otra alternativa pasaría por verter los residuos en los campos de regadíos de Alcañiz, unos terrenos no incluidos dentro de las zonas vulnerables por contaminación.

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