lunes, 24 de noviembre de 2014

A ESTE LADO DEL MURO (II)

La charla del viernes pasado fue la mejor manera de quitarse ciertos prejuicios sobre la cárcel. La forma de enfocarla también me pareció la más adecuada. Es una experiencia que no todo el mundo tiene oportunidad de vivir aunque lo mejor hubiera sido traspasar los muros de la cárcel y comprobar de primera mano lo que es la vida allí. No obstante, los siete componentes del grupo que procedía de la prisión de Teruel (dos de ellos presos) lo hicieron lo mejor posible. Creo que la manera de enfocar la charla fue óptima, con una corta introducción y dejando la mayor parte de la hora para lanzar las preguntas que a nosotros nos interesaban. Es admirable la sinceridad con la que respondieron, admitieron que apenas dos años atrás las habitaciones eran de hasta 18 personas, en aquel momento lo asocie a los campos de concentración, me vino esa imagen a la cabeza y me removió el estómago; la trabajadora social dijo claramente que muchas veces la reintegración social es imposible pues los presos pertenecen a barrios marginales en los que no reciben siquiera una educación, tan mínima como la alfabetización y a mi me da por avergonzarme del gobierno español y de que la prensa diga que hoy en día, en un país del primer mundo como es España no existen analfabetos, y aunque es irse del tema quizá este pequeño sector es el que más sufre y termina dando con sus huesos en la cárcel. Centrándonos en la charla en sí, cabe destacar a uno de los dos presos, el más hablador, dejo muy claro que quería cambiar su vida, que estaba reeducado; el otro apenas habló pero quedó claro que en su juventud en la cárcel no había sido el más pacífico. Habló de que él se había conseguido fugar una vez y todos reconocieron que las fugas eran un hecho en la cárcel igual que el tráfico de droga dentro de ella; llegaron a reconocer que se confiscaba más dentro que en las calles de Teruel. Me pareció muy constructiva, educativa e interesante. Es mi charla favorita hasta el momento.
Noelia Arnau

Este viernes recibimos la visita de un gran comité procedente de la cárcel de Teruel, entre ellos se encontraban, el subdirector de la prisión, el encargado de la seguridad, una trabajadora social, la psicóloga, el cocinero y el plato fuerte del comité: dos presidiarios. Cuando comenzó la charla, una gran serie de dudas que ya había pensado y otras que aparecieron mientras la charla, estas formuladas por la curiosidad y otras por los estereotipos de la televisión, hay que decirlo, fueron dando rienda suelta a mi curiosidad. 
La charla comenzó con una introducción de cómo es el sistema penitenciario en España, los tipos de delitos, cómo se castigan, lo que son las bases por así decirlo, tras esto nos dieron pasos a las cuestiones, hubo muchas preguntas, pero lo que más me sorprendió fueron las respuestas de los presos, ya que eran polos opuesto, el más joven que llevaba menos años en la cárcel y saldría con libertad condicional en breve, contestaba a todas las preguntas con alegría y se le veía arrepentido de verse en la situación que estuvo y como él dijo “yo ya tengo un pie fuera” , pero el otro, ese era el que me llamó la atención, en las preguntas siempre se mantenía prudente y tampoco nos contaba demasiado, este fue el aspecto que más me disgustó ya que el que llevaba 26 años en prisión había pasado la mitad de su vida en la cárcel, habría tenido un sinfin de experiencias y nos podría haber contado la evolución del sistema penitenciario. A parte, me llamó la atención cómo la psicóloga, la persona más joven del comité, tenía idea de una gran información de estadísticas y datos actuales, pero la trabajadora social , ya con más experiencia, le rebatió en alguna de esas estadísticas ya que la realidad era otra. Lo que más me gustó fue ante mi pregunta de que si había fugas, la respuesta del preso más mayor, que él intentó y consiguió fugarse haciendo un hueco en el autobús que les transportaba y que estuvo dos meses en libertad hasta que lo atraparon. 
Nos desmintieron gran cantidad de mitos, otros fueron confirmados como en el pasado todo era más violento y que el gran problema de las cárceles eran los presos de las edades más jóvenes, un dato que me sorprendió mucho y que tras la argumentación comprendí coherente, nos creemos la cúspide de la sociedad… En conclusión ese apartado de la sociedad tan reservado y con tanto secretismo es nada más y nada menos que otra institución que ayuda a aquella gente que lo necesita y controla a la que no encaja en esta sociedad. La verdad es que fue una charla que no solo tendríamos que haber recibido nosotros sino todo el instituto, ya que aprendí muchas cosas de la vida que no se enseñan en el instituto.
Ángel Vicente
El viernes pasado vino un gran grupo de la prisión a explicarnos el funcionamiento que tiene, nos explicaron cómo hay cosas que la teoría dice y la realidad no cumple. La mayoría de presos nos contaron que eran reincidentes debido a la vida que llevaban cuando salían de prisión, en barrios marginales y sin ayudas para poder salir de la vida que llevan.
La psicóloga nos contó cómo cada preso tiene su propio programa de rehabilitación y ayuda, ya que no todos son iguales aunque sus delitos hayan sido parecidos. Me parece de gran valentía su labor ya que trata con personas de las cuales normalmente la sociedad reniega o rechaza, en ocasiones es evidente que se rechace a algunos de ellos ya que son violadores, maltratadores o asesinos. Ella debe hacer su trabajo e intentar solucionar sus problemas sea quien sea y sea su delito cual sea.
Me pareció alucinante cómo en una habitación más pequeña de lo que son nuestras aulas dormían 15 o 18 personas, los climas de violencia y agresividad debían de ser diarios ya que al igual que en la calle no te llevas bien con todo el mundo allí tampoco.
Elisa Martín (27-XI)

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