sábado, 29 de noviembre de 2014

A ESTE LADO DEL MURO (IV)

Quizás la mayor parte de la sociedad al pensar en la cárcel, se imagine a un grupo de personas desleales y sin valores que están allí por cometer delitos y crímenes sin reparo alguno. De este modo, puede que la mayoría de personas a la hora de realizar estos argumentos, se fundamenten en la cantidad de películas y mitos que hemos visto y oído a cerca de la prisión. De hecho, yo era una de esas personas que se imaginaba la cárcel como una película americana, sin embargo, tras la charla recibida el pasado viernes por parte de trabajadores y presos de la cárcel de Teruel, comprendí que esa imagen que nos enseña el cine, es simplemente eso, cine. 
Sí, puede que haya personas encarceladas por realizar crímenes horribles e imperdonables, pero la mayoría son personas que por diversas circunstancias, se han visto obligadas a delinquir, como por ejemplo la falta de trabajo o la caída en la toxicomanía.
Por otra parte, también me sorprendió el hecho de lo difícil que resulta la reinserción para estas personas. Personalmente, yo siempre he creído en las segundas oportunidades y me costó asimilar el hecho de que apenas existan actividades o establecimientos que se encarguen de ayudar a estas personas.
Todo esto, me hizo comprender, que esa barrera que existe entre la cárcel y la sociedad nos la marcamos nosotros mismos dejándonos llevar por los prejuicios, ya que un muro de ladrillo de apenas unos cinco metros, no implica que no podamos ser conscientes de lo que pasa dentro de ellas. 
Sara Jáñez (28-XI)
Me entusiasmó mucho la idea de que fueran a venir presos de la cárcel a darnos una charla al instituto y a poder contarnos sus experiencias vividas dentro de ella, pero me sorprendió cuando no solo aparecieron ellos sino un gran grupo de trabajadores que hacen posible la rehabilitación de estas personas las cuales muchas de ellas necesitan ayuda psicológica y emocional para poder afrontar y poder superar su estancia en la cárcel y salir lo antes posible de ella. Siempre he pensado que la cárcel no cambia a las personas pero cuando vi a Javi, un drogodependiente totalmente rehabilitado, que ya estaba con un pie en la calle cambié totalmente de idea debido al arrepentimiento que se reflejaba en él por su anterior vida y las ganas que tenía de comenzar de nuevo y recuperar todo el tiempo perdido en la prisión. Me agradó saber que hay personas dentro del cárcel que ayudan a que la estancia de los presos en ella sea más amena realizando actividades, dejándoles continuar con sus estudios, permitiéndoles ayudar en la cocina como hizo Javi durante un tiempo, haciendo deporte… ya que aunque no debe de ser nada agradable estar ahí hay que buscar la mejor forma de que el tiempo pase rápido. Elena Navarro (28-XI)
El pasado viernes tuvimos la gran suerte de conocer más cosas acerca de nuestra ciudad, concretamente de la cárcel. En cuanto entré a la sala enseguida supe quién es preso y quién no, supongo que por su anterior vida, y digo anterior porque por ejemplo su aspecto eso no quita lo que en realidad viven y son ahora. Les preguntamos que si la cárcel les estaba ayudando a cambiar, y enseguida respondieron que sí, sin duda alguna. Podemos observar que pese al sufrimiento y castigo que se sufre ahí dentro, en el fondo es de agradecer porque así, tras recapacitar y mejorar como persona, al salir pueden disfrutar verdaderamente de la “buena vida”. 
Uno de ellos nos dijo que sí, que alguna vez se dan casos de fugas, y que de hecho él fue uno de ellos, rompiendo el suelo y saliendo por debajo del autobús. El tema de drogas también estuvo presente en esta charla, y admitieron que corre mucha, incluso nos atreveríamos a decir que más que en el exterior, y, habiendo sido uno de ellos cocainómano, destacó que “si no quieres hacerlo, no lo haces”. Además, expuso su alegría durante toda la charla por tener cambiado y tener otra oportunidad para llevar “una vida normal”, ya que salía la semana siguiente con libertad condicional. 
En el transcurso de su estancia han podido contrastar el antes y el después. Es decir, hace un año y medio que restauraron la cárcel, y pueden asegurar que fue un cambio brutal que ayudó a mejorar la tranquilidad de cada persona de dentro, ya que si antes por ejemplo una celda era para 10 en la que daba lugar a muchos conflictos incluso asesinatos, en la actualidad, es para dos. La mejora se percibe notablemente al saber que así la convivencia es mejor.
Irene Torán (28-XI)

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