Siempre he pensado que lo bello es algo que te hace sentir, da igual si esos sentimientos son buenos o malos, si te hacen llorar, sonreír, estremecerte…da igual, eso es secundario, lo verdaderamente importante es sentir. Nunca he llegado a comprender por qué hoy en día lo único que puede ser bello es una mujer rubia de metro ochenta, un hombre musculado, una fotografía sobre un paisaje paradisiaco o un cuadro sobre un mundo idealizado de tonos rosados.
Puede que estas etiquetas sean, en gran parte, una causa de la sociedad en la que vivimos, la cual nos ha convertido en seres superficiales únicamente capaces de señalar con esto es bonito o esto es feo a todo lo que nos rodea con el simple criterio de si es o no agradable a la vista.
Pero para mí lo bello reside en cada momento, en un libro que te leerías mil veces y que llevarías contigo a todas partes, en una canción que te ha hecho llorar porque te sientes parte de su letra, en un cuadro que te ha hecho estremecerte al ver lo que hay representado en él, en una decepción, en un triunfo, en una lágrima, en una risa, en una persona a la que se le iluminan los ojos al contar algo que le gusta o en la banda sonora de una película que no puedes parar de escuchar.
Sin embargo, lo que he aprendido durante esta charla y clases en las que llevamos tratando este tema, es que mi concepto de belleza es único, es decir, cada uno de nosotros tiene una serie de percepciones, sentimientos y pensamientos frente al mundo. Y es posible, que en esa diversidad de opiniones sea donde reside lo realmente bello.
Sara Jáñez
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