viernes, 27 de febrero de 2015

Leyenda de la fundación de Teruel


Cuenta la leyenda que los adalides de Alfonso II, Sancho Sánchez Muñoz, Blasco Garcés de Marcilla y Pedro Álava entre otros, tras conquistar la fortaleza de Tirwal, hallaron un toro bravo, al cual desde el firmamento seguía una brillante estrella. Sancho había visto en sueños, gracias a una inspiración divina, dichos toro y estrella, y estos fueron tomados como la señal que había de marcar el sitio donde establecer la nueva población.
Turismo Teruel.
Sin embargo, hay más leyendas de dicha fundación como la de que en el año 117, cuando reinaba en Aragón Alfonso II "el Casto". El rey decidió que debía ampliar fronteras al Sur de Zaragoza, y en un sueño se le había revelado que debía fundar una villa, que protegiera su frontera, en el sitio donde recibiera una señal divina. Así pues, se dirigió con sus tropas hacia el Sur, y plantó batalla a los infieles en las cercanías de una aldea llamada Tirwal por el enemigo.
Para plantar cara a la temible caballería morisca, la mejor del mundo en aquella época, el rey mandó coger un rebaño de toros salvajes, abundantes en la región, y ordeno que les fueran prendidas teas en la punta de las astas.
Lanzaron así el rebaño en estampida contra los caballos musulmanes, los cuales huyeron espantados, y con ellos, gran parte de los combatientes. Los que se quedaron lucharon con fiereza, pero nada pudieron hacer contra los soldados del rey.
Así se ganó la batalla, tras la cual, el monarca empezó la búsqueda del lugar donde establecer la villa. En un momento dado, este levantó la cabeza y vio en lo alto de un cerro un toro gravemente herido, que aún mantenía una de las dos teas encendidas. Desde la perspectiva del rey, pareció que se había posado una estrella sobre el animal, y aquello, fue tomado como la señal que esperaba. Decidió que en aquel cerro debía levantarse la villa y esta se llamó Teruel.
Esta leyenda tiene su lado opuesto en la que dice que los cristianos, tras expulsar a los musulmanes durante la reconquista, se quedaron en la muela que ocupa la parte antigua de la ciudad. Los musulmanes querían recuperar ese territorio y todas las noches mandaban manadas de toros salvajes con fuego ardiendo en los cuernos. Los animales, asustados, destrozaban la ciudad hasta que los cristianos decidieron acabar con el problema. Una noche mataron a todos los toros. La mañana siguiente, antes de amanecer, vieron que en el centro de la plaza mayor había un toro sobre el que se había posado una estrella en su cabeza. Pensaron que era un milagro y decidieron fundar allí una ciudad.
Minus.
Sobre el nombre de la ciudad:
Hay controversia sobre el origen del nombre de la ciudad, pero una de las teorías más aceptadas, es que proviene de la conjunción de las palabras aragonesas TOR (Toro) y UEL (estrella), de Toruel surgió más tarde Teruel. Otro de los posibles orígenes, es su nombre celtíbero Turba.

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