A muy pocos kilómetros de Teruel, atravesando el barrio del “Jorgito”, nos encontramos uno de los yacimientos arqueológicos íberos mejor conservados y de mayor importancia en la ciudad de Teruel, el “Alto Chacón” que, aunque no se ha excavado en su totalidad, es sabido que ocupa todo el territorio perteneciente a La Muela (3500 metros cuadrados).
Se trata concretamente de un pequeño poblado, organizado en torno a dos calles principales que delimitan las manzanas de las casas, las cuales suelen tener una planta rectangular y unos suelos compuestos por tierra aprisionada.
Los muros de estas antiguas construcciones estaban formados a partir de piedra recrecidos con adobe o tapial, donde interiormente se encontraban lucidos para una mayor comodidad. Las edificaciones estaban cubiertas por un tejado formado a partir de entramados vegetales y tierra.
Aunque trata de un poblado fuertemente protegido, (posee un foso y una muralla fuertes), la población se dedicaba principalmente a la agricultura, ganadería, caza, artesanía y comercio con Roma y otros pueblos de la Península Ibérica.
La vida, se desarrollaba mayoritariamente en el interior de las viviendas, donde se llevaban a cabo las reuniones sociales, las actividades familiares y, además, era donde más se desarrollaba el trabajo artesanal, sobre todo aquellos vinculados con el trabajo metalúrgico, que llegó a destacar por su calidad.
Se sabe que, ante una defunción, el cuerpo del fallecido era incinerado, introducido en urnas junto a sus efectos personales y depositado en el abrigo de las montañas de alrededor.
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